Encantadora casa en Calle Samaniego

Vender una vivienda significa cerrar más de un capítulo en el libro de la vida, cambiar de escenario de nuestra historia personal y pasar el legado a una nueva familia.

Así lo siento hoy al enseñarte mi casa; me despido con alegría por todo lo vivido entre sus rincones, mientras te enseño lo que un día vi en ella.

Para empezar, su ubicación. Al estar en pleno centro de la ciudad, en la Calle Samaniego, me permitió tener a pocos pasos todos los servicios necesarios y comercios. Mi familia y yo le sacamos el mayor provecho para nuestras actividades diarias.

Llegar a casa siempre fue la parte favorita del día. Un tiempo tuve coche, el cual podía guardar en la cochera; pero, últimamente, decidí usarla como un estudio, ya que, al estar en planta baja, permitía una mejor concentración.

El recibidor ubicado en la entrada, también en la planta baja, me permitía atender rápidamente, sin exponer la intimidad de mi hogar.

A través de las escaleras, se llega a la planta principal, un espacio cargado de inolvidables memorias. El salón comedor tiene un diseño original gracias a la claraboya que permite el paso de iluminación natural. Puedes imaginar los tiempos que compartimos entre familia y amigos, los mejores.

La cocina fue nuestro punto de encuentro en las mañanas, con amplias encimeras para las actividades, vitrocerámica, campana y todo lo necesario.

Nuestro descanso siempre fue placentero en los dormitorios, tres en total; el principal con armario empotrado. Estancias que se fueron adaptando a sus habitantes y sus propios tiempos.

El baño, con toques modernos y zona de ducha completa la primera planta.

La brisa de la tarde, los días de primavera y las noches de verano los disfrutamos en la azotea; mientras que las actividades de lavandería se hacían en el castillete, adaptado para esto.

Un dato importante que debes saber, pues como ves, es una casa amplia, 134 m² construidos, sobre una parcela de 50 m². Lo que significa que el espacio está aprovechado en su máxima capacidad.

Digo adiós con satisfacción, sé que mi hogar pasa a buenas manos y seguirá siendo el escenario de los mejores momentos de la vida de una nueva familia: la tuya.

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